La bulimia es, junto a la anorexia, uno de los trastornos alimentarios más frecuentes y preocupantes de hoy en día. Afortunadamente, en los últimos años se está prestando una mayor atención a los llamados trastornos alimentarios, por sus graves y peligrosas consecuencias y secuelas.
Sin duda, la anorexia es la patología que acapara una mayor atención. Sin embargo, no se debe dejar en un segundo plano la bulimia, pues es igualmente dañina y frecuente.
Bulimia = Obsesión por el peso + Comer sin control
Las personas que sufren bulimia tienen un padecimiento doble pues, a su obsesión por el control de su peso, se une la incapacidad de control sobre su alimentación. Las y los bulímicos no pueden dejar de comer, de hecho, lo habitual es que se peguen atracones, preferentemente de alimentos insanos y que engordan más.
Después de estas comilonas incontroladas, su sentimiento de culpabilidad es tremendo. Esto les lleva a sentir una profunda vergüenza, de forma que, progresivamente, se alimentan a escondidas para que nadie les vea.
Cuando hay personas presentes, o no comen o lo hacen como quien está siguiendo una dieta severa para perder peso. Sus excesos son, por este motivo, muchas veces nocturnos o en los momentos en los que se encuentran solos.
Pero, además, como la culpabilidad persiste, empiezan a tomar productos diuréticos o laxantes que les ayuden a eliminar rápidamente esos alimentos tomados a escondidas.
Y, utilizan todo tipo de técnicas para provocarse el vómito inmediato. De esta forma se van destrozando el sistema digestivo que aumenta su producción de ácidos, llegando a generarles úlceras.
Todo ello, unido a una pérdida constante y excesiva de peso. Solo hay que echar un vistazo a las imágenes de este tipo de enfermos para hacernos una idea de lo grave de este trastorno.